El descubrimiento se realizó el pasado 26 de septiembre en las proximidades de Antella y los expertos que participaron en el hallazgo aseguran que la "Corbícula fluminea" o almeja asiática es una especie exótica invasora con una fuerte capacidad colonizadora y capaz de producir alteraciones al ecosistema tan graves como las del mejillón cebra.
Según explica Juan Rueda, especialista en invertebrados acuáticos y uno de los descubridores, entre las posibles causas de su presencia en el Júcar figuran "las actuaciones de acuariófilos desaprensivos o la contaminación provocada por las embarcaciones ligadas a la pesca deportiva.
Juan Rueda añade que el descubrimiento implica "un importante trastorno ecológico". El bivalvo compite con las especies autóctonas por el mismo alimento pero cuenta con la ventaja de su mayor capacidad reproductora.
Juan Rueda afirma que puede convertirse en una plaga- "de hecho ya lo es en el lugar del descubrimiento-, donde desplaza a sus competidores al reproducirse de forma masiva".
La expansión de la almeja asiática puede aumentar la turbidez de las aguas, dificultando el acceso de la luz solar y el proceso de fotosíntesis de las plantas acuáticas, esenciales en el funcionamiento de los ecosistemas fluviales.
"Los daños podrían ser tan nefastos como los producidos por el mejillón cebra en otras cuencas hidrográficas", explica Rueda.
Según el biólogo, "se puede limitar o controlar su población con recogidas periódicas de ejemplares aunque en ningún caso se podrá erradicar completamente esta especie exótica invasora".
"El tiempo-añade-juega en contra y si no se actúa con rapidez ahora habría que hacer un importante esfuerzo económico después para controlar la plaga".
